domingo, 28 de diciembre de 2008

Lumiere

Pensaba cerrar el blog... Pero me dio mucha fiaca. En cambio, cambié la plantilla y en la columna derecha agregué un Top ten de mis películas preferidas. Reconozco que ha sido totalmente aleatorio y que lo iré modificando (de hecho, ahora voy a ver 'Madagascar 2', quién sabe, tal vez merezca estar en la lista.)

Bien, aquí vamos:
- Gandhi: Una biografía interesantísima y un gran actor, Ben Kingsley
- 'So I married...': Myers antes de Austin Powers y después de 'Wayne's World'
- El Viaje: Pino Solanas; amargo surrealismo y con la actuación de Fito Paez
- The station agent: un enano que la rompe. No digo más, mejor verla
- Wall-E: Sin palabras
- High Fidelity: Excelente música, muy fiel al libro
- Return to the batcave: un 'freakidocumental' con los protagonistas del Batman de los '60
- Big fish: Alguna de Tim Burton tenía que poner
- Tropa de Elite: Porque sí
- Groundhog day: Qué marmota, casi me olvido de Bill Murray

Ilustres ausentes: Sean Penn, Johnny Depp, Spielberg, Pacino, DeNiro, Hanks, Brooks, Chaplin, Akroyd...

domingo, 21 de diciembre de 2008

Apurando


Soy un fugitivo; pero es raro, no veo que nadie me persiga. Me persigno, a mi manera. Según otros, me resigno. A su modo me designan, me diseñan. Una gesta o una gestalt; quién sabe.
Vuelvo a escapar, sólo intento explicar que este blog no tiene más histerias que contar. Este es su punto final. Habrá uno nuevo prontamente, cambiaré usuario (y contraseña). Una imagen final, publicar, duchar, cenar y a descansar.

martes, 18 de noviembre de 2008

Ecos

Tengo una vida con ecos.
Reminiscencias, reflejos de otros días. Una reververencia, un reflujo de otro yo y otras ellas conviviendo entremezclados. Mi memoria no disecciona; tampoco me atrevo a disecarla. Renuncio a controlarla, rechazo ser indemnizado por un dios abandonado que se limita a vagar con sus pintas andrajosas: túnica sucia y grisácea, un tanto desflecada y esa barba de tres siglos que huele a incienso barato. Denuncio esos mundos y sus inmundos lodazales con hipócritas insectos, corruptos animales y hediondos vegetales.
Abrazo ese astillado madero que flota impasible, testigo de mis naufragios.
Escucho una sonrisa: camino hacia allí sin saber si la he imaginado; desconozco si voy rumbo a un pasado replicante, hacia un eco de mi subconsciente o si me estoy dirigiendo a Lisboa y mi presente.

martes, 28 de octubre de 2008

Sevilla

Frío y lluvia en Madrid; y ella, que ha perdido su silla...

sábado, 25 de octubre de 2008

Cezanne


domingo, 28 de septiembre de 2008

Gafas de feria


[Vendo gafas de feria para leer entre líneas]

lunes, 22 de septiembre de 2008

Talla medium



* * *

“MAESTRO CONTE”
Enorme vidente africano
¡Ayuda a resolver diversos
problemas con rapidez y garantía!

* * *

Abandona la acera. La rampa para minusválidos en la siguiente esquina se presenta irregular, destrozada, inutilizable. Él lo sabe. Por esa razón desafía al tráfico conduciendo su silla motorizada por la calle, en sentido contrario al vehicular. ¿Acaso algún sorprendido conductor osaría pitarle? No lo creo. Tampoco se trata de un ser temerario, tan sólo no tiene alternativa.

* * *

Mi esperanza era ese mundo; pero fui condenado al destierro.


* * *

Desterrada: “¿Joven, me ayuda por favor?” Anciana cual paria, sentada en el umbral. Cuatro anclas le impiden continuar. La correa y su perro; dos bolsas blancas del mercado; un bastón. “Sabe, mi hermana ha regresado a Galicia y me ha dejado aquí. Vivo sola, apenas puedo con mi alma.”

* * *

Los amaneceres en este islote desierto son un portento.

* * *

En la cima de un container, surge intacto el castillo de una ‘Barbie Princesa’. Flemático, conquista con irreverencia una cumbre de escombros que supieron ser una casa.

* * *

Curioso cómo un robot de juguete, situado en un punto específico del universo, puede parecerse tanto a una declaración de amor.

* * *

El maestro chamán, gran médium espiritual mágico, lo soluciona todo inmediatamente con resultados positivos y garantizados al 100% de 3 a 7 días como máximo. Todos los días de 8 a 22 h. No hay problema sin solución.

* * *

Facilidades de pago

* * *

viernes, 5 de septiembre de 2008

No siempre


No siempre hay que presentar un relato sentido, concreto, bien elaborado.
No siempre es necesario buscar significados, razones, motivos.
No siempre.
A veces (muchas, pocas, quién sabe: depende) las cosas pasan sin más.
Me equivoco, me corrijo. Acierto, me sorprendo y vuelta a empezar…
Sonrío, me callo, me alegro, me entristezco. Y vuelta a comenzar…
Me confundo, me lío. Me encierro. Me abro. Y no logro parar. Mucho menos descansar.
Continúo, avanzo, freno, retrocedo, giro. Salto. Un gimnasta olímpico de la vulgaridad. Sin podio, sin medallero. No hay gloria alguna salvo la particular.
El listón está muy alto, quiero batir récords. Las marcas no las veo si tú no estás.
Ayer sí, hoy no, mañana tal vez, pasado ya no. Variopintas cuestiones enlazadas por azar. Escribo, pienso, fumo, bebo, como. Escucho, elucubro, aspiro, paladeo, trago. La dieta elemental.
Encriptando, suspirando, sufriendo, disfrutando. Respirando. Inhalo y exhalo. Una y otra vez, sin parar apenas.
Me concentro… Me lanzo. De inmediato me sumerjo. Luego, floto en un lienzo garabateado de surrealismo femenino. Y vuelvo a dibujar.

sábado, 30 de agosto de 2008

Gimnecio


Hoy fui al gimnasio.

Me había despertado con una mezcla de sensaciones bastantes negativas: 300 gramos de tristeza, 200 gramos de bronca, 100 gramos de nostalgia y una pizca (a gusto) de soledad.

Intenté desayunar, pero descubro que no había leche para los cereales; tampoco pan para la mermelada; fruta, nones. Termino con el poco zumo de naranja que aún quedaba y salgo de casa con mi ropa deportiva hacia un bar.
Tiro la botella del zumo en el contenedor de reciclaje de vidrio, hablo por el móvil con ella (que se asoma por el balcón) y empiezo a caminar.
Una mariposa amarilla se posa en las lavandas de la acera.
Imagino una rata en el descampado. Compro el periódico, entro a un bar y desayuno antes de continuar la marcha hasta el gimnasio.

Allí, la mecánica y habitual ceremonia: un poco de aparatos para brazos y piernas, unos abdominales… y cinta. Tranquilo -ya con la mente despejada- me pongo un rato a andar. Aluciné. No sé si fue el cansancio, la baja de azúcar, una sobrecarga muscular, un pinzamiento en el músculo esquizofrenidal o vaya uno a saber por qué, pero aluciné.

“Gi-li-pollas”
“Gi-li-pollas”
“Gi-li-pollas”
“Gi-li-pollas”
No me lo estoy inventando, pero la cinta hacía un sonido extraño, como si regularmente repitiera ese insulto.
“Gi-li-pollas”
“Gi-li-pollas”
“Gi-li-pollas”
“Gi-li-pollas”

Así durante 15 minutos.

Estábamos solos. La cinta malhablada, el espejo (siempre hay espejos en los gimnasios) y yo, el insultado. Termino mi rutina, me refresco en la ducha, me tomo una bebida isotónica, me cuelgo en los hombros mi mochila y me voy.
Paso frente a la cinta, le hecho una mirada de soslayo –no sin cierta carga de odio- y me voy sin decir nada. No tengo fuerzas para replicarle.

Nos volveremos a encontrar el lunes, ya verá esa maldita.

martes, 5 de agosto de 2008

747

Buenos Aires, lunes 24, 8.43 horas: en el hall del aeropuerto de Ezeiza, un matrimonio mayor y una mujer están despidiendo a un hombre.

* * * * * * * *

-Bueno ahora sí, los saludo y me voy, son las 8 y 43.
-Pero si sale dentro de media hora, nene.
-Ya lo sé mamá, pero de este modo tengo quince minutos para pasear por el free shop y después puedo ser de los primeros en abordar, guardo mis cosas tranquilo en el portaequipaje…Ya saben cómo soy. ¿Ustedes la alcanzan a Marcela, no?
-Sí, quedáte tranquilo amor, hoy pedí entrar más tarde al trabajo para venir a despedirte. (Marcela y Andrés se dan un beso en la boca corto, incómodo, como siempre que están frente a los padres de él)
-Chau amor, mañana madrugo para llamarte a tu casa antes de que salgas a trabajar, porque hoy –ya te expliqué- por la diferencia horaria acá va ser medio tarde, un beso.
-Un beso amor.
-Cuidate pibe.
-Llamame a mí también si tenés tiempo, nene.
-Bueno un beso, chau ma, chau pa.
Andrés se traslada al sector de preembarque; por primera vez viajaba por trabajo, se ausentaría por un mes. Hace veinte días, cuando el gerente de la distribuidora le dio la noticia, por alguna razón la idea lo incomodó)
-González, tengo que pedirle un favor, mejor dicho, la empresa… Necesitamos presentar este plan de ventas nuevo en Madrid y pensamos que es una buena oportunidad para usted (Andrés González es esa clase de persona que logra con su formalismo demodé evitar que lo tuteen); después Ana (una de las secretarias del directorio: castaño claro, elegante, tentadoramente desinhibida) le pasará los detalles.
-Muchas gracias, señor, le agradezco.
(Andrés González continuó esa mañana con su papeleo habitual, sus planillas de excel, los memos -como cuando jugaba en soledad en su niñez- y antes de terminar el día, recibió el llamado de la secretaria)
-Sr. González, si tiene tiempo ahora, puedo acercarme a su oficina y entregarle lo que creo que necesita… (Ella tampoco lo tuteaba, pero disfrutaba jugando con un doble sentido -algo elemental, es cierto- que nunca fallaba entre la fauna empresarial masculina que la rodeaba)
-No se moleste Martínez, tengo que entregarle unos sondeos para el subgerente, y ya que el próximo tren no sale hasta las 20.19, puedo aprovechar y discutir ese tema hoy mismo.
(La idea de que ella se acercara a su oficina, ubicada en un sector donde a esas horas ya no quedaba personal lo incomodaba)
-Chau Ana. ¿Te espero?
-No Inés, tengo que esperar a González para entregarle unos papeles…
-Suerte con ése, lástima que sea tan arisco, si no, ya me habría animado a tentarlo. Un beso, hasta mañana.
-Hasta mañana.
Ella coincidía con Inés, salvo en un punto: había tomado la decisión de animarse. Los papeles del gerente con la información del viaje los tenía en su escritorio desde el mediodía pero había esperado hasta último momento para llamarlo, confiaba en sorprenderlo cansado, con la guardia baja, y en sus encantos propios, que podían potenciarse por el sabor de lo prohibido, como puede ser para alguien como él ser seducido en el lugar donde la flechita del cartel “Directorio” termina.
-Buenas tardes Srta. Martínez. ¿Tiene algo para mí? (Casi se sonroja apenas terminó de hacer la pregunta)
-Usted sabe que sí, González… (Una tenue sonrisa acompañó a la respuesta de Ana, junto con un muy suave movimiento de manos)
-Excelente, aquí le dejo las planillas de ‘Consumos’ para Bemberg.
-Está bien… Bueno, tenemos que discutir su viaje a Madrid… ¿Piensa hacerlo solo? Porque la empresa le pagaría otro pasaje y estadía, como por ejemplo para una asistente…
-No, prefiero ir solo. (Su respuesta lo sorprendió, podría haber utilizado el segundo pasaje para su novia Marcela)
-Qué lastima, pudo haber sido mi oportunidad, trabajar con usted me encantaría… (Esta línea adquirió ribetes cuasi burdos, con toda una gestión corporal de una secretaria ansiosa por seguir demostrando que pese a orillar los cuarenta, continúa físicamente más próxima a los treinta)
-Le agradezco, usted sabe que siempre he valorado su profesionalismo… (El anterior movimiento de ella no había pasado inadvertido para él)
-¿De verdad? (obvia falsa inocencia) Siempre creí que no lo habías notado… (Se frenó, lo había tuteado) Perdón, no quise incomodarlo…
-No te preocupes, no es tan grave… (Comenzó a sentir calor, por primera vez había abandonado el formalismo en el trabajo)
-Bueno, entonces viajará solo: el vuelo es el lunes 24, a las 9.15 por Lufthansa. (Él la había tuteado a ella, la situación era extraña, estaba confundida)
-¿Cuántos días serían?
-A ver…casi treinta.
-¿Ya tengo reservas en algún hotel, transporte y esos detalles ultimados?
-Por supuesto, aquí en esta carpeta está todo precisado, si tiene alguna duda, puede consultarme… (Hubo un frágil y por demás lógico contacto cuando le entregó el folio, él lo leyó brevemente, miró su reloj y luego observó que estaban solos en el lugar)
-¿La Srta. Inés ya se marchó?
-¿Necesitaba algo de ella? Está a tiempo de alcanzarla… (Su curiosidad la había reanimado y retomó su estilo habitual)
-No sea así…
-¿Así cómo?
-Usted sabe bien a qué me refiero… (estaba cansado y se notaba, por eso había caído en su juego)
-Tal vez sí, tal vez no…
-Bueno, si esto es todo, me retiro (ya había decidido quedarse).
-Es todo, pero… ¿Le puedo pedir un favor? (Ese gesto de acercar los hombros, potenciando los pechos…)
-Por supuesto… (Sabía que perdería el tren de las 20.19)
-Hoy me tocó a mí entregar las llaves para la gente de limpieza, que recién van a venir dentro de veinte minutos (en realidad cuarenta, pero él no iba a aceptar esperar tanto), le agradecería que no me dejara sola… (Recurrió a su mejor arma, esa mueca con la boca)
-(Luego de mirar su reloj) Encantado.
La siguiente medio hora transcurrió entre frases hechas, diálogos inocuos, chismes laborales, insinuaciones, miradas, gestos, risas y sonrisas, hasta que él volvió a mirar su muñeca izquierda (ya no sentía calor) y le recordó que se hacía tarde.
-¿Cree que tardarán mucho más en llegar?
-¿La verdad? Sí, por lo menos otros veinte minutos, antes te mentí… (Ya habían superado la barrera del tuteo)
-¿Por qué? (Como si no supiera la respuesta)
-Quería conocerte de verdad, creo que lo estoy logrando…
-Se equivoca, Martínez (La contestación fue abrupta, al igual que su retirada)
Esa noche ninguno de los dos sintió hambre: ella apenas recalentó un poco de sopa y se durmió temprano, no podía reprocharse haberlo intentado; él abrió una lata de atún, habló con su novia por teléfono -nada para recordar- y se acostó, pero en su caso el sueño estuvo más reacio a aparecer.
Desde entonces González centró sus llamadas al Directorio en el interno de Inés, evitando a la Srta. Martínez. Ella tuvo que comunicarse con él por cuestiones laborales, como aquel informe de Bemberg, pero las conversaciones eran siempre cortas y monosilábicas. Habría querido charlar sobre lo sucedido, pero él nunca lo permitió y siempre evitaba el contacto directo y personal.
La nueva rutina se mantuvo inalterable en los siguientes días, y desde aquel incidente Ana Martínez abandonó su rol de gatúbela y Andrés González se concentró en su presentación para España.
Sólo volvieron a interactuar a través de un memo, en el cual el “Sr. González – Jefe de la División Ventas” solicitaba “en tanto la Compañía esté dispuesta a acceder” algunos cambios a su “organigrama de trabajo” para así “cumplimentar con mayor efectividad” los objetivos del viaje.

* * * * * * * *

Madrid, martes 25, 19:34 horas: en el hall del aeropuerto de Barajas una pareja se encuentra, se da un beso furtivo, ambos miran para los costados y corren hacia un taxi. González, recién llegado, observaba la escena.
-Creo que me va a gustar esta ciudad, Ana.
-A mí también Andrés.

(24 de mayo de 2001)

lunes, 21 de julio de 2008

Fuga temporal


Segundos les separan… Una misma calle.
Mismo clima, mismos pasos, mismas rutinas, mismas gotas.


Lluvia compartida, un día gris.
Uno, oficinista agobiado; una, recepcionista agotada.
Él, divorciado; ella, decepcionada.
Ricardo; Carla.



Repentina ráfaga de viento.
Una muñeca que cede, un paraguas que huye. Que vuela.
Cede la ventisca, cesa la rebeldía del artilugio rendido en la acera.
Un agobiado oficinista divorciado lo recoge.
Una agotada y decepcionada recepcionista desanda sus pasos.
Ella esboza una sonrisa de gratitud.
Cruzan miradas, sonríen cortésmente…
Carla vuelve a caminar.
Ricardo espera un instante a que ella avance y retoma su andar:
La relación espacio-tiempo que les une no se alterará ya más.

lunes, 14 de julio de 2008

Mis horas mías

Tengo un reloj de pared sin pilas, puesto del revés, tirado en el piso. También tengo uno de pulsera junto a la cama, que sigue haciendo ‘pip’ cada sesenta minutos.

En el móvil de la empresa también puedo saber qué momento es ahora; con tres minutos de retraso respecto a la hora que señala mi otro móvil. El teléfono fijo también me indica los tiempos, pero ni lo miro. En la calle, camino a la oficina, una parada de autobuses acusa mi retraso diario. También los andenes suelen señalar los plazos; este mismo ordenador mientras tecleo marca las 22:50. Ó el ordenador en mi escritorio de trabajo. Y la pantalla de la tele al cambiar de canal.
Además siempre hay gente que señala cuánta falta para “esto y aquello”, que comenta horarios cuando se agotan otros temarios.

Un día, una hora, un minuto, dos segundos.
Dos días, dos horas, dos minutos, tres segundos.
Tres días, tres horas, tres minutos, cuatro segundos.
Ocho segundos, nueve minutos, seis horas, siete días.

Una semana.

Cinco meses.
Un semestre.
Un año.
Una década.
Una vida.
Un siglo. (‘Pip’, serán las 23:00)
Una vida.
Una década.
Un año.
Un semestre.
Cinco meses.

Una semana.

Siete días, seis horas, nueve minutos, ocho segundos.
Cuatro segundos, tres minutos, tres horas, tres días.
Tres segundos, dos minutos, dos horas, dos días.
Dos segundos, un minuto, una hora, un día.

Los temarios se han agotado si se comenta horarios, cuando señalamos cuánto falta para “esto y aquello”, gente.

Al cambiar de canal en la pantalla de la tele. En el trabajo, en el ordenador en mi escritorio. Sigo tecleando pero ya marca las 23:18 este mismo ordenador; en los plazos –con o sin prisa- de los andenes. En la diaria tardanza reflejada en la parada de autobuses, rumbo a la oficina, en esa calle de doble circulación. En el fijo teléfono en el que no me fijo. En mi otro móvil que adelanta tres minutos respecto al móvil de la empresa, también puedo saber qué hora era entonces.

Cada sesenta minutos escucho una queja, un ‘pip’, de aquel reloj de pulsera que junto a la cama tengo. Tirado en el piso descansa un reloj de pared sin pilas, puesto del revés.

La luna de Doña B.

Voy a escribir la letra de una canción (si alguien quiere ponerle música, adelante, sería una baladita imagino...)
Ahí voy:

No somos tan distintos
pensaba ese señor
La culpa no es tuya
no hay culpas, sólo dolor.

Sonrisas y estrellas
lunas, lunas, tantas lunas

Esquinas y caricias,
un abrazo, dos despedidas
y otra luna entre las dos

Lunas fugaces y malditas
testigos de un adiós

La luna de Doña B. ilumina
ese cartón (vacío) de tabaco
que alguien tira
desde un balcón.

Sonrisas y estrellas
lunas, lunas, tantas lunas

Lunas fugaces y malditas
testigos de un adiós

Sonrisas y estrellas
lunas, lunas, tantas lunas

Esquinas y caricias,
un abrazo, dos despedidas
Lunas fugaces y malditas

lunas, lunas, tantas lunas...
lunas, lunas, tantas lunas...
lunas, lunas, tantas lunas...

sábado, 12 de julio de 2008

Ascensorius

Puertas abiertas y cerradas

Tenía pensado montar un collage
para explicarles mis encuentros
con un ET vueltero
que
me exigía
¡un euro! para poder ver
en directo a The Police, Dylan y a Lenny ‘Caritz’…
Creía que podía surgir un relato interesante, divertido.

También iba a aparecer en un papel estelar
una borboleta danzarina,
un superhéroe moderno: “mochilaman”,
un villano: “Ascensorius”
y mucho más…


Quería hablar de la grúa que sostiene a la luna.

Pero quedará para otro día.

* * *


Aprovecho entonces para compartir una poesía de Roberto Juarroz:

Las puertas no se abren en el aire:
Se abren y se cierran adentro de nosotros.
Cada una es un filo en el mundo,
Pero es un tajo entre las manos y el amor.
Y en las noches de niebla,
Cuando dejar el lecho equivale a abandonarse,
Cada una es un corte en la estrella solitaria
Donde vivir se parece a no haber sido
o a un oscuro resplandor sin estrella.

Las puertas son ventanas demasiado activas,
inestables sellos
donde el corazón no puede concentrarse.


* * *

[Ah! otra cosa, ya pueden llamarme filántropo: hoy doné 67 monedas de un céntimo a la fundación Ronald McDonald]

Vercírculo

Un homenaje a ese email que no quise responder.

jueves, 3 de julio de 2008

martes, 17 de junio de 2008

WiErD_LoUcO

......I’m not over-reacting, but those subway stairways were reeaally slow. It took me ages to get out of the station. I could swear that some steps of it have been swallowed more than once at the top with me without moving. Surreal. Have you noticed that when nobody is on them they go like in slow motion? Well, it didn’t react when I jump on it, so that was a looong trip. The good thing is that it gave me time to think; the bad thing is that I can`t recall about what. I guess this is going to be weird, me writing in english.
Eu também poderia intentar em português: a dificultade seria muito maior, mais o resultado não seria melhor.
......A huge militar helicopter makes the mistake of disturb the sky, but suddenly reacts and (humble) decides to turn left and go back to wherever it came from, leaving the grey cloudy roof as it should be, by itself.
Não é facil escrever em dois idiomas, mais eu vou ficar contento si posso arredondar minhas idéias. Ontem (não, foi quase um mês atrás) eu viu uma sinal. Não tenho a certeza que fosse uma senha para mim, but who knows.
......An old hospital sign with “Psicología” (yes, in spanish, don`t forget I’m living in Madrid) written on it. Yellow background for those neat white ten characters. If I did have character, or guts, or time, I should have stopped and took the discarded board home. Why didn`t I just grab it and take it? I must discuss this in therapy. Only if I find a therapist first, I guess.
Perdao por meu preguiçoso português, mais eu acho que é pouco perigroso, só é um peguilho pra brincar com as palabras.
......A dead bird rests in peace in some office building; a couple of pigeons walking like rats into the bushes; a sad dog awaits for his lonely owner in front of a pub; a cat climbs over an old Ford. A hopeless woman walks by screaming and throwing down somebody’s parked bike. An Ella Fitzgerald’s tune coming from an open window in the second floor chills the street...
Eu lembro Caetano Veloso e Jorge Mautner cantando ‘Eu nao peço desculpa’ e començo a sonrrir.

“Eu não peço desculpa, e nem peço perdão,
não, não e minha culpa esa minha obsesão,
já não aguento mas ver o meu coração
como vermelho balão rodando e sangrando
chotado pelo chão,
sicótico,
neurótico,
todo errado…


A man (could be me) whistles and smiles.

miércoles, 11 de junio de 2008

Tumbado

Un año atrás cavé mi tumba. Aún hay tierra bajo mis uñas, llagas en la palma de la mano, polvo en la mirada.
Hacía calor, mucho más que este verano. Estaba cansado, agotado. Un año atrás era un año más viejo. Los hombros vencidos, la mirada inclinada, el precipicio más cercano. Un año atrás el clima era agobiante, bochornoso. Transpiraba. Lagrimeaba. Un año atrás no era feliz, tampoco infeliz. Un año atrás no pensaba. Un año atrás tan sólo inhalaba y exhalaba. Cuánto costaba ponerse a andar, resultaba tan cómodo echarse y transcurrir… Doce meses atrás sostenía desganado mi propia pala.
Las temperaturas eran sofocantes, casi no lograba respirar; sonreír quitaba el aliento. Salir a vivir era una pesadilla, postrarse en un coma era casi como soñar. Tumbarme en mi propia tumba no parecía un mal plan. Rigor mortis era mi crema facial. Tan sólo un año atrás. Sólo quería dar dos pasos y comenzar a volar (mentira: la idea era levitar).

Creo que de hecho salté. No sé bien cómo ni cuándo, pero salté. Creía que al vacío, o tan sólo lo imaginé. Quiero creer que salté. Me abalancé sobre la nada y una corriente de aire caliente me hizo flotar.
Empecé a subir… Y a bajar. A mayor y a menor velocidad. Logré controlarme y casi sin pensarlo allí estaba, volando una vez más. El corazón se aceleraba (aún latía) los ojos pestañeaban (aún miraban), las manos rozaban el aire (aún acariciaban), el pelo… (nada, que casi no tengo).
Anduve así un rato largo. Alcancé una gárgola y a ella me aferré. Tomé asiento en una estrecha cornisa y allí anidé. Muchos metros más abajo la vida montaba su numerito. Ni comedia ni drama: más bien un vodevil cutre de cabaret de medio pelo. Observé un buen rato, me colé por una ventana, descendí por unas escaleras y salí a la calle a seguir buscándome la vida.

martes, 10 de junio de 2008

eSe letra

¿Sí? Si… Bá… Sep.
Sipi, sip… nnnsé…
Ná, posí.
Se cuelan y enredan las eses
Sé si sólo suelo ser así.
Sí sé que suele ser asá.
Sin sol es así.
Sin suelo se sufre.
Sin son no se suda.
Seis más siete suman sesenta y seis.
Santo súmmum soez.
Se cuelan, enredan y onomatopeyan entre sí.

martes, 3 de junio de 2008

Realce

Flotábamos.

“Después de todo, somos todos inmigrantes…” Extendió su mano para ayudarnos a subir a su cayuco noctámbulo. Las corrientes eran favorables, no estaba claro hacia dónde, pero en alguna costa desembarcaríamos.

Navegábamos.
No éramos pocos en la barcaza. Tres, cuatro, cinco, seis. Pero en algún tramo sólo parecíamos ser dos. Con algo de hambre, poco sueño y muchas sonrisas. La humedad de la tormenta eterna se hacía notar, pero nadie se quejaba. Distintas ilusiones -algunas ya rotas- hacían bulto entre el equipaje sobre los curvos tablones de la nave.

Reíamos.
Por las torpezas y con el alcohol que calentaban la noche. Para qué fruncir el ceño pensando en un puerto.

Escuchábamos.
A esa sirena que decidió acompañarnos ofreciéndonos su dulce voz.

Soñábamos.
Si por momentos sólo eramos dos, por qué esquivar el letargo.

Naufragábamos.
Entre caricias y miradas.

Despertaba.
Una ducha me recuerda que ya es lunes. Bajo en el ascensor, avanzo por el pasillo y me asomo a la calle. En la acera, un remolino de viento hace danzar a un hermoso lienzo negro con pintillas blancas y garabatos rojos. (Creo ver) una barca en el portal.

jueves, 29 de mayo de 2008

Buscaba luces en la noche…



Dos pasaportes: uno válido, otro no tanto. Un diccionario de sinónimos y antónimos… Una pila de facturas (pagas), recibos de sueldo, monedas sueltas y tornillos sueltos. Unas botellas de Malbec esperando su oportunidad. Esos son los únicos testigos.

Resistencia es la palabra clave. Nos pasamos la vida aceptando putadas, forradas, insultos, maltrato y dolor, sin oponer resistencia. Así están dadas las cosas; para qué combatir, si parece imposible cambiar el curso.

Somos ciudadanos de un ejército sin rumbo, acatamos órdenes y soportamos directivas. Soldaditos de plomo que sólo desertamos cuando se trata de sonreír, amar y besar. Nuestra única resistencia es la fuga hacia dentro de los cuarteles, hacia la seguridad de las tiendas de campaña, donde no pasamos ni frío ni calor y dormimos con placidez.

Intentemos una noche -cualquiera- asomarnos a la luna, encender una fogata, pasar un poco de frío y escuchar una guitarra flamenca con los ojos cerrados… Abrazarnos, besarnos y encontrar luces en la noche.

jueves, 22 de mayo de 2008

paparazzi

Paparazzi, autoridades, cowboys manchegos, vistilla, mojito...
A ver si me explico mejor: me alegra que haya sucedido :)

viernes, 16 de mayo de 2008

pucha


A veces es mejor simplificar.
Decir poco, lo justo.
“Permiso”, tal vez.
Es más simple.
Más eficaz.
Preferible.
Superior.
Mejor.

Porque por lo general nos liamos y tendemos a rellenar espacios.
A intentar justificar los silencios con risas, bromas, tristezas, palabras y más palabras. Una sucesión de falacias, promesas, comentarios, explicaciones, elogios, críticas y debates superfluos. Una mancomunidad de sujetos, verbos y predicados sazonados con alegorías, comparaciones, adjetivos y adverbios. Un sinnúmero de excrementos verbalizados que pueden corromper con su gramatical hedor la pureza del silencio.
A veces es mejor dejar de pensar estas estupideces y estar más atento al trayecto que recorremos. Tantas cavilaciones distraen y confunden:


Nos llevan a confundir la senda,
(bajaré en la próxima parada)
a equivocar el camino,
a perder el rumbo.
‘Pucha, me pasé’
A extraviarnos.
“Permiso...”

miércoles, 14 de mayo de 2008

Taxi libre

Conducía taxis desde hacía poco más de diez años, no era feliz y se notaba. Cuando era un niño soñaba con ser piloto de aviones, cumplir alguna misión importante… Un guión creado en su adolescencia que lo transformaba en aviador civil. Conocería el mundo entero; con mayor exactitud, el planeta femenino. En cada ciudad viviría historias fantásticas, se enamoraría de una morena francesa…

-Sandrine.
-¿Perdón?
-Mi nombre es Sandrine…
-Ah, perdón, encantado, soy Marcelo.
Él acababa de recuperar el bolso de ella luego de forcejear con un ladronzuelo que había intentado pillárselo en el pasillo que conducía a los excusados de la Terminal A. El fracasado ladrón era apenas un joven que se asustó al ser sorprendido. Marcelo no había recurrido –tampoco había sido necesario- a ninguna acción valerosa, pero en el incidente ella tropezó y cayó al suelo. Él juntó los objetos desparramados, con discreción los reubicó dentro del bolso y tras ayudarla a reincorporarse, le entregó sus cosas.
Cuando ella se puso de pie, su excitante (de qué otro modo describirla) anatomía se transformó en el único paisaje. No basta con detallar los vericuetos sensuales y concretos del cuerpo de aquella morena para entender: su esencia, su mirada, su yo eran subyugantes e irradiaban un halo sexual.
-Debo agradecerle, de verdad.
-Por favor, no fue nada… ¿Estás bien? ¿No te golpeaste?
-No, estoy bien, muchas gracias…

Odiaba detenerse a recargar combustible. Ineludiblemente, algún chofer lo reconocía e intentaba darle charla en la estación de servicio. Era un tipo hosco, que realizaba el trámite con celeridad y volvía a su universo: trasladar pasajeros, sufrir algún robo y dar vueltas por la ciudad. Prefería trabajar de noche, durante el día la cantidad de autos y la competencia eran excesivas.
En el último trayecto había descendido un hombre en avenida Directorio, faltaba mucho todavía para completar su turno. Cuatro, cinco semáforos después, dos chicas que iban a bailar subieron al coche.
Había resultado un mal guión su vida, un monótono nudo con una mala introducción y previsible desenlace. A veces soñaba que protagonizaría una gran historia una de estas noches, pero hacía tiempo que era consciente de lo contrario…


-Sandrine… ¿Lindo nombre, de dónde sos?
-Senegal… pero vivo en París desde los ocho años… ¿y tú?
-Buenos Aires, aunque hace tiempo que no estoy por ahí…

Las dos chicas bajaron en la esquina, en el barcito al lado de la bailanta. De inmediato subieron tres chicos, que habían decidido ir a tomarse unas cervezas a algún otro lugar. Los alcanzó por 10 pesos, pese a que el viaje era por más plata, estaba acostumbrado a esos mangueos…

-Dicen que es una hermosa ciudad, la cuna del Tango.
-¿Lo bailaste alguna vez?
-Más o menos…
-Me encantaría tener la oportunidad de enseñarte, sería un placer. (De verdad sería un placer tener contacto con esa piel).

Era una jornada afortunada, los viajes se sucedían sin descanso.
-Voy hasta Avellaneda y Fragata Libertad, en Caballito. ¿Te ubicás?
-Si, perfecto… ¿Vamos bajando por Rivadavia, está bien?
-Diez puntos.
Era otro tramo largo, en una linda noche, relajada.


-Entonces, nos encontraremos a las 19 en el bar del lobby del Charlton. Cualquier problema, pregunta por Madame Levine…
-Perfecto, allá estaré.
Las próximas horas serían eternas, sólo podía pensar en esa piel morena, en esa contundencia física. Se dirigió a su hotel, nada mejor que un buen descanso acompañado por una bebida fresca en la cama, para mitigar la ansiedad de una noche de tango francés.

Desciende el último pasajero y consulta la hora: ya queda poco para terminar su jornada. “…y ahora que estoooy, freente-a-ti, parecemos, ya vesss, dos extraños…” Suenan los últimos compases de un tango; apaga la radio haciendo girar la presilla del volumen hasta escuchar un ‘click’.

-Has resultado ser un excelente bailarín… (La interrumpe con un beso) Hum… eso tampoco ha estado nada mal (ella le devuelve el beso a él).
-¿Tenés habitación en este hotel?
-Sí… (Vuelven a besarse)
-Subamos. (En el ascensor, en los largos pasillos… El camino hacia la habitación del Charlton Hotel sufre apasionadas interrupciones. Llegan a una puerta numerada: la ‘2052’. Ella coge del mismo bolso que los había presentado esa mañana una llave magnética. La puerta se abre tras un ‘click’).

miércoles, 7 de mayo de 2008

París

// Barajas-Charles de Gaulle //

Hay lugares y momentos a los que preferiría no volver.

(Me compré un cactus el otro día. Dicen que da mal feng shui o algo de eso, pero no creo... ¿Por las espinas? Demasiado obvio para creerlo.) Luego de este ‘coitus interruptus cotidianus’ retomo el pensamiento original.

Hermosa ciudad París. Su arquitectura, sus avenidas, sus grises… No he visto decadencia urbana más bonita que la parisina.

Un bello y cansado gris que se resiste a ser negro. Que sueña y cree ser blanco. Un gris plomizo, un gris aperlado, un gris mugriento, un gris cansado. Un gris agotado, como de fin de época.

Siempre me siento un extraño allí. Un polizón inadvertido que poco a poco, lentamente, se funde en su tonalidad. Los colores palidecen y dan paso a la memoria, una sucesión de polaroids de promesas rotas.

Hay falsas fotos de falsas alegrías. Hay dolorosas lecturas sobre dolorosos amores. Hay solitarios paseos de solitarias parejas. Desunidos caminos andados de la mano. Una grisácea escenografía perpetua que perpetúa ajados recuerdos.

Regresaría una y mil veces a París. Porque al encontrarla recuerdo aquellos lugares a los que prefiero no volver.

//Orly –Barajas//

ikea

Rarito

Yo y mi manía de apuntar cosas, guardar papelitos, tomar notas sobre todo y sobre nada. ¿Qué hago? ¿Lo tiro a la basura? Vamos a comenzar por transcribirlo.

Veamos… Es una servilleta de papel de una cervecería, recuerdo haber pedido prestado un bolígrafo a la chica de la barra. Tres mujeres me comentaban un seminario sobre personalidades al que habían asistido. Los detalles y circunstancias no vienen al caso ahora mismo, obviaré el cómo y el por qué una noche cualquiera uno termina tomando notas y guardando en un bolsillo un papel casi ilegible… Sólo mencionaré el registrado ‘nonecálogo’ (no creo que exista esta palabra, pero la utilizo porque el seminario trataba sobre las supuestas nueve personalidades en que está dividida la humanidad).

A continuación, el (incompleto) decálogo:

1. Perfec.
2. Argentino
3. Vanilla Ice
4. Envidia
5. Rarito
6. Miedo =/
7. Samba
8. Poder
9. Madre Teresa

SIC. Un gran ‘sic’ para el listado anterior. Sólo recuerdo que una de ellas decía ser un 6; otra (tal vez) un 4; ‘ella’ era un 3 y yo un 5: el rarito. No había participado de seminario alguno, dos de ellas apenas me conocían, pero ni lo dudaron. Parece que tengo un cinco grabado en la frente.

* * * * *

Abro paréntesis.
(Me asomo a mi terraza. Observo el cielo, busco la luna y fracaso. Encuentro un reloj en la azotea de un hotel que intermitentemente informa: 19º / 23:47. Bajo las escaleras; Joao Gilberto y su guitarra coinciden conmigo: “Eclipse de luna en el cielo, ausencia de luz en el mar…”)
Cierro paréntesis.

martes, 29 de abril de 2008

La primera mujer

Anoche no me podía dormir, daba vueltas y vueltas en la cama. Me levanté a escribir en mi cuaderno de anotaciones sólo una frase: ‘La primera mujer’. ¿En qué estaría pensando? Ni idea.

Lo único que se me ocurre ahora mismo al ver eso que apunté anoche en aquel papel es que tengo mejor caligrafía cuando escribo semidormido y en semipenumbra. Tal vez porque me esfuerzo con las letras para poder entenderlas al siguiente día. El puntito sobre las íes, las emes que parecen emes, etc. La e sin embargo siempre me genera problemas: en una misma palabra puedo utilizarla en cursiva minúscula y a continuación escribir una E en imprenta mayúscula. No sé, sólo una estupidez que quería comentar.

Eso de la primera mujer… Continúo sin recordar su significado. Creo que tengo que dejar de escribir por un tiempo, estoy agotado de buscarle sentido a las palabras. Hay días que surgen historias simpáticas, pero cuando estoy más concentrado en decorar frases es porque ha llegado el momento de descansar.

Otra vez ese maldito reloj… ‘Pí-Pí’ cada vez que comienza una nueva hora. Tengo más ganas de regalarlo que de intentar sentarme treinta segundos a ver si se puede quitar el sonido.

¿Se han dado cuenta, no? Algunos párrafos son mucho más válidos que otros, porque hablan de algo concreto y real. Los demás podrían no haber existido.

Voy a probar algo: los párrafos que no valen la pena, los voy a ir tachando, verán que el presente texto podría prescindir de ellos. Es como con el reloj, no lo necesito para saber que la vida pasa.

Mujer, primera… Nada, no le encuentro la vuelta. Hum… la primera mujer… ¿Será algo bíblico? En realidad ahora mismo iba a presentarles una concatenación de conceptos intrascendentes pero exquisitamente elaborados: una mentira.

Ya recordé a qué hacía referencia esa frase apuntada anoche en mi cuaderno, pero ni loco me pongo a explicarlo acá.

Sería una mentira como todo este texto, que puede interpretarse de diversas maneras: leyéndolo de modo global ó parcial, descartando la lectura de los pasajes destacados ó sólo de los censurados… OK. Tacho este párrafo también, que estoy subestimando a los lectores.

Lo siento. Espero que acepten mis disculpas.

lunes, 28 de abril de 2008

Alicia

“¡Hasta siempre, Alicia!”. Es sábado y por unos segundos me he adentrado en ‘Wonderland’… Sigo andando por Manuel Becerra, ahora con una sonrisa tras aceptarle el folleto bíblico a esa simpática abuelita que me retuvo unos minutos con su candidez y bonhomía. Giro en la esquina a la izquierda, avanzo unos pasos más y me meto en la peluquería.

‘Esto se parece un poco al cielo’ pienso con elemental ironía mientras espero que me atiendan. Personalmente, el perfil peluquera-estilista no suele resultarme muy sensual, pero en este local específico acepto con objetividad que hay tres chicas muy bonitas. Una en especial: morenaza latina de rostro hermoso (unos labios… en fin, una pena) y cuerpo solidario. Pero vamos, que la que se encargó de mi cabeza no fue ella.

Les estaba contando mi sábado, así que retrocedamos un par de horas. Desperté cerca del mediodía, mastiqué algo y con un simple movimiento anular sobre la tecla ‘play’ logré encender la tele, poniendo simultáneamente mi cerebro en ‘pause’. Luego me afeité, me duché, me vestí, me fumé –un cigarrillo- y me fui –por ahí-. Caminaba sin rumbo fijo cuando Alicia (con bastón y batón) se acercó a saludarme.

“Hola jovencito, disculpa bla-bla-bla…” El discurso habitual de todo creyente cuando nos ofrece la ‘Salvación’ (así, con mayúscula, ‘v’ y tilde en la última vocal, que no basta con salvarse sin más; ya que pasaremos a mejor vida, mejor intentarlo sin errores ortográficos).

Me descubro cordial y educado en nuestro diálogo, y la señora antes de despedirse me dice su nombre, pregunta el mío “mi hijo se llama igual”, consulta si soy del barrio “ahora podré saludarte por tu nombre cuando vuelva a verte” y me entrega un pequeño panfleto titulado ‘La vida en un pacífico nuevo mundo’.

La ilustración de la portada es realmente inquietante. Una imagen de una verde pradera en la que se vislumbra la llegada del otoño en el follaje de los árboles; un cristalino lago con hermosas casas de madera pintadas de puro blanco; arbustos con frutos del bosque; un niño con una cesta desbordante de manzanas (primera inquietud: ¿La fruta de la tentación?); montes nevados en el horizonte; personas de distintas razas y todas sonrientes; una niña alimentando con moras a un oso (segunda inquietud: ¿Un oso?) y por último, que ya aburro: un padre sosteniendo a su hija para que la pequeña pueda acariciar a un león (tercera inquietud: ¿Un león en un paisaje cuasi-alpino?).

En fin… Es un día hermoso (ya no hablo del dibujo, aunque en él también). Es un hermoso día de primavera en Madrid. Tras el corte de pelo, almuerzo algo por ahí, tomo un cafecito, hago algunas compras y doy unas vueltas disfrutando del sol, hasta que decido regresar a casa.

Este sábado buscaba calma, sosiego, serenidad, placidez. La encontré en el rostro de esa simpática mujer cuyo ‘pacífico nuevo mundo’ conservo en un bolsillo. “¡Hasta siempre, Alicia!”.

lunes, 21 de abril de 2008

refugio


Este es mi refugio. Mi guarida, mi cueva, la cima de mi montaña. Queda en un remoto lugar llamado por algunos ‘javilandia’.

Internémonos en este territorio en el que la semana dura un día, ese día dura veintipocas horas y en donde uno despierta siempre en domingo:

El paisaje es algo desértico hoy, aunque no siempre es así. Suele variar, modificarse continuamente. Por momentos se asemeja a una larga y recta carretera abandonada, con repetidos cactus como únicos testigos del ocasional viajero. No hay gasolineras, ni señales de tráfico, ni límites de velocidad. Tampoco carteles publicitarios, ni coches descapotables, ni motociclistas, ni alocadas anécdotas, ni bonitas camareras en una cafetería al hacer un alto en el camino. Sólo se puede avanzar. O mejor dicho: continuar, porque no queda claro si la dirección es hacia delante ó hacia atrás; si es hacia el oeste, el norte, el este ó el sur.

Otras veces es una senda zigzagueante, indecisa, rodeada de frondosa vegetación. El paseante anda a los tumbos evitando ramas, espinas, troncos y pozos. Da vueltas y giros pero termina confundido, sin tener la seguridad de haber cambiado de lugar, con el temor a estar rondando eternamente por un mismo espacio. Rotando y rotando sin parar. Circulando en círculos concéntricos, en una trayectoria asfixiante de la que no logrará fugar.

Por momentos el clima es pesado, agobiante, el sol pesa sobre los hombros. La saliva escasea, los labios se regodean con el sudor salado, no hay sombra en donde protegerse y descansar.
Algunos días, la lluvia arremete con todo. Cuesta afirmarse en el lodo, la ropa repele a la humedad tanto como puede hasta que se rinde a tanta precipitación y las gotas de agua comienzan a invadirlo todo: vestimenta permeable que no resiste la tormenta.

El clima, el terreno, el trayecto, el humor, el amor… Nada es permanente en esta tierra relativa.

Hoy es domingo, o al menos eso creo.
Hay domingos inciertos.
Hay ciertos domingos que son mejor evitarlos.

Bienvenidos a javilandia.

viernes, 11 de abril de 2008

martes, 25 de marzo de 2008

Rayuela


Abro aquella caja en donde amontono mis libros recuperados.
Una edición de Rayuela -creo que de Editorial Alfaguara- idéntica a la mía. Pero no lo es. Porque dentro, sus hojas están repletas de anotaciones, párrafos subrayados y comentarios al margen. No presto demasiada atención pero reconozco esas huellas literarias.
Mi dedos pulgar e índice derechos abanican las páginas, cuando un papel blanco se desliza y cae: una hoja plegada y desgastada con la trascripción de una cita que imagino pertenece a “la flaca” imaginada por Cortázar.
Dice así: “Convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas. Y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse…”
Para ser exacto, hay también una segunda frase anotada, pero ésta otra me resulta algo trivial.
Encuentro otros dos libros que tampoco me pertenecen. ¿Qué hacer entonces? Los separo, podría devolverlos. Sobre aquel añejo escritorio, esa amorfa trilogía de libros despistados descansa unos días mientras determino su suerte.
Decido regalar a un amigo esos otros dos libros porque (¿Casualidad?) son de un autor que unos días antes habíamos debatido.
No sé bien por qué, pero separo a la blanca hoja desgastada (otra vez plegada) y la invito a mi maleta para acompañarme en mi viaje de regreso a Madrid.
Pero Rayuela… Demasiadas anotaciones, párrafos subrayados y comentarios al margen. Demasiada pasión como para entregarlo sin más. Lo conservo en Buenos Aires, en esa caja de cartón en la que años atrás escribí en su exterior: “Libros-Javier”.
Cierro aquella caja en donde amontono mis libros abandonados.

(Para ese ‘amigo de la infancia’ que no hice a tiempo a visitar esta vez)

Looponia


Me contento con pequeños gestos: la sonrisa de esa chica que me invita a fumar, las charlas con algún amigo, la carita de mi sobrina, un buen culo en el metro.

Pienso esto en el vagón cafetería del tren que abordé hoy: Helsinki-Rovaniemi. Miro a través de los amplios ventanales, observo a los otros pasajeros… Esta parte del viaje es mi favorita: aún hay luz natural. El momento más difícil llega cuando oscurece y las luces del vagón transforman a los ventanales en espejos que reflejan el interior del tren. Entonces desaparecen las casitas, los árboles del exterior y aparece mi rostro, mi fría expresión. No puedo sostener mi propia mirada, apuro la cerveza, me levanto y me voy a mi compartimiento. Sé que me costará conciliar el sueño. No importa, mañana amaneceré en Laponia.

Fue la incertidumbre la que me empujó a abordar ese tren. Envuelto en tanto gris, parecía lógico coger un coche-cama en el expreso Helsinki-Rovaniemi. El viaje duraría trece horas. Escapar al norte, llegar a Laponia y pisar el Círculo Polar Ártico eran una buena alternativa. No me engañaba creyendo que dejaría atrás mis inconsistencias. Al contrario, todo este viaje buscaba eso. Despojarme de la rutina y encontrarme cara a cara con mis sentimientos.

Compartimiento número 315 del vagón 62. Dejo allí mi mochila sobre la litera y me dirijo al vagón-cafetería. Una cerveza, un sándwich y a mirar cómo me alejo de Helsinki a través de la ventana. Paisajes bucólicos, los colores del otoño en las hojas de los árboles. Finlandeses apurando las últimas caminatas antes del frío invierno, un lago aquí y otro allí. La torre del estadio olímpico a lo lejos. Comienza a oscurecer. Afuera, las escenas se repiten: algunas casas, coches, grandes depósitos y fábricas.

Mientras dura la luz natural, el movimiento del tren me apacigua y me relaja en complicidad con la cerveza. El momento más difícil llega cuando oscurece y las luces del vagón transforman a los ventanales en espejos que reflejan el interior del tren. Enntonces desaparecen las casitas, los árboles del exterior y aparece mi rostro, mi fría expresión. No puedo sostener mi propia mirada, apuro la cerveza, me levanto y me voy a mi compartimiento. Sé que me costará conciliar el sueño. No importa, mañana amaneceré en Laponia.

(Para mi amigo Marce, un crack)

miércoles, 27 de febrero de 2008

Baches en domingo




Tal vez habrá que dejar de buscar, para comenzar a encontrar. Me refiero a intentar hallar en lo cotidiano las verdaderas respuestas, el camino auténtico… No estoy abordando ningún concepto metafísico, ni nada, me refiero a cambiar la mirada, el enfoque, para sobrevivir en condiciones diferentes.
“Okay, la idea está… ¿Pero qué quiero decir?” (Una vez más, un bucólico trayecto en colectivo como generador de ideas… Discontinuas como el viaje, con baches intelectuales)

lunes, 18 de febrero de 2008

fondo de armario II

“No es igual besar que escapar”…¿Linda frase, no? Sobre todo teniendo en cuenta que aparece en una canción dentro de un disco de Erica García…
Me hizo pensar en vos, no sé bien porqué, pero a veces es fácil asociar o al menos creer encontrar ligazones entre la música y la vida.
Qué se yo…Tal vez hoy, cuando te animaste a mostrarme algo tan personal como puede serlo el dolor propio y compartirlo conmigo, ese acto, analizado en profundidad, fue casi un beso.
Quizás estaré divagando, pero no deja de ser una divagación romanticista, género inocuo al fin de cuentas.
No sé en qué estarás pensando vos ahora, pero yo estoy imaginándote. (Me gustó esta línea para cerrar, después hago copy/paste)
Bueno, no sé…terminó el compact…Volviendo a los besos y las huidas…En ciertas circunstancias seguramente habrá otras alternativas, pero las opciones suelen ser dos: arriba-abajo, izquierda-derecha, blanco-negro… Los grises existen, pero cada cual sabe qué quiere en realidad: jugar en el barro, o bañarse con lavandina … depende de uno.
Ya lo sé, me fui al carajo, pero yo me entiendo…
Pongamos un ejemplo, a ver si ayuda: no me molesta la gente que nunca se moja porque siempre lleva paraguas y piloto, y puedo entender a los que terminan empapados porque se larga el chaparrón y siguen caminando impávidos…pero están los otros, aquellos que apenas caen dos gotas del cielo empiezan a correr desesperados, estos últimos son un enigma para mí, porque: 1. No se compran paraguas; 2. Corren como nunca lo harían bajo ninguna otra circunstancia; 3.- No disfrutan de caminar bajo la lluvia y 4. De todas formas se mojan.
¿Se entendió algo? Bueno, no importa, basta de tonteras y a dormir…
No sé en qué estarás pensando vos ahora, pero yo estoy imaginándote.

Chau, yo.

Ps: gracias.

(3 de Junio de 2002)

Brasilia

… Cada día creo menos en las palabras.

Está claro que te han lastimado; puedo entenderlo, a mí también me ha ocurrido. También está claro que no terminas de confiar en mí; puedo entenderlo, ni yo lo hago.

Si pudiera entenderme, sabría porqué hasta ahora no me he animado a dar el único paso que realmente quiero dar. Será porque no confío en mí; confío en que tú puedas entenderlo.

Nunca sé muy bien cómo avanzar… Damos unos pasos para adelante y luego damos otros hacia atrás. A veces puede resultar frustrante, pero me encanta descubrirte cada día un poco más.

Disfruto mucho con tu sonrisa generosa; y cuando estamos entre muchos me sorprendo observándote desde lejos entre la gente. Puedo estar rodeado por otros pero en realidad sólo estoy allí por una razón. Todos lo notan, incluso tú. No necesito esconderlo, no me avergüenza sentir, como tampoco me importa el argumento que los demás quieran escribirnos. Esos muchos otros casi siempre nos rodean y alejan, pero esas distancias me ofrecen perspectivas nuevas para disfrutar de tus sonrisas.

Pero no es esa aparente alegría lo que me atrae de ti, tampoco tu belleza. Me gustan tus ojos. Me gusta lo que veo en ellos pese a que también permitan intuir oscuridades. Porque esa mirada transmite por momentos las razones -esas antiguas traiciones- que te llevan a desconfiar de mí.

Y aquí estoy una vez más escribiendo: mi solitaria neurona vuelve a traicionarme, empujándome sobre este archivo de texto que sólo me aleja de tí. Porque tú estás ahí fuera, no sobre este teclado.

Quiero besarte. Conocerte cada día más y volver a besarte.
… Cada día creo menos en las palabras.

martes, 12 de febrero de 2008

fondo de armario I

No tomarse la vida demasiado en serio…Buen intento, difícil de concretar, pero válido.
Cómo lograrlo cuando en un solo día, menos tiempo en realidad, apenas unas horas, nos cruzamos con dos nenes en el tren aspirando pegamento, otra persona nos pide unas monedas en la calle, en el centro vemos colas eternas para comprar un puñado de papelitos verdes y en el televisor nos enteramos que murieron dos personas por reclamar lo mínimo.
Estamos matando gente a diario: bebés, chicos, ancianos; en todo momento y en cualquier lugar. En simultáneo, tenemos privilegiados que hoy no se saltearon siquiera un plato en alguna de sus comidas.
El dolor va más allá del país y circunstancias concretas, de nombres propios. El conflicto es aún mayor: es universal. Porque el reclamo de monedas, la hambruna, el dolor físico y espiritual de millones no tiene jurisdicción. Aquel rockero acribillado era un soñador, pero cuando imaginaba un mundo sin fronteras no se refería al sufrimiento globalizado.
En algún libro leí que el futuro del hombre es la mujer, por su mayor sensibilidad. Habría que preguntar en Inglaterra qué opinan al respecto, luego de la experiencia concreta de los años 80, o en la Argentina, con ciertos tapados de piel, o en aquella presidenta caribeña coleccionista de zapatos.
No hay excusas, la figura legal sería algo así como “culposo con agravantes”; aceptemos el fracaso y ojalá disfrutemos de un encuentro cercano del tercer, cuarto y hasta décimo tipo con seres honestamente inteligentes.
Porque si ser inteligentes y tener capacidad de raciocinio es invertir millones en un transbordador espacial –joya, nunca taxi- que puede volar hasta el culo de la vía láctea para juntar piedritas para el tinenti y acá a la vuelta -en la India nomás- la Madre Teresa tenía que reciclar una maltrecha venda en cierto leprosario de Calcuta…Dejémonos de joder.
Hubiera preferido nacer con el intelecto de una almeja, de esas que luchan por evitar asomarse a la superficie en las playas de San Clemente del Tuyú. No en vano intentan eludir el contacto con la humanidad, ya que ésta, indefectiblemente, las arrancará de su hábitat para devorarlas crudas ahí mismo, just because.

(25 de Junio de 2002)

jueves, 7 de febrero de 2008

fiebrereiro

‘toy con fiebre…(momento, que la Times New Roman no me gusta, cambio a verdana). Ahora sí, empecemos (algo grande la letra, la voy a reducir perdónahora mejor).
¿Por dónde iba? Ah, sí… Estoy con unas líneas de fiebre, buen estado para escribir unas líneas. Tengo el partido España-Francia en ‘mute’ en la tele, y escucho a Tom Waits… buena banda sonora para un pobre 0-0.
A mi izquierda, me observan mi cerdito-mechero y mi alienígena-llavero. Tranquilos, lo de “me observan” es a modo figurativo, todavía no hablo con los objetos, bastante tengo ya con mi convención de patéticas neuronas en el cerebro.
Cada tanto se reúnen y debaten a grito pelado, nunca se ponen de acuerdo, finalmente firman una “carta de intenciones” en la que se comprometen a avanzar en las negociaciones y todas esas chorradas.
Mientras tanto yo sigo adelante, voy marcando rayitas en la pared como los presos y sigo ideando el plan perfecto para intentar escapar.

…mapademadridreddemetroelcerditomecheroyelllaveroalienígenalasmigasdelpandela meriendasobreelplatotengoqueguardarlaropavaciarelmatepodríaafeitarmetalvez…

Sorry, es que con la fiebre ando algo distraído. Hablaba del plan de escape: creo que no existe. Si tuviera ahora mismo conexión a Internet ó un diccionario, consultaría los vocablos “huir” y “escapar” para saber si significan exactamente lo mismo. “Huir” me suena más asustadiza, como evitando el peligro, mientras que “escapar” la imagino algo rastrera. Creo que mientras tanto prefiero “seguir”. Que -por cierto- la siento algo más rupturista que “continuar”.

1-0. Gana España, quedan cinco minutos para que termine el partido. ¿El gol? Ni idea, si la tele la tengo a mi espalda (en mute) y estaba escribiendo esto… ¿A quién le importa si lo hizo Garrincha, Roger Milla ó Giresse? No sé si volveré a escribir algo coherente alguna vez, aunque en realidad tampoco me interesa. Me divierto jugando con adjetivos grandilocuentes y signos de puntuación ;) ¡Me entretiene la rima rimbombante y altisonante!

¿Les confieso algo? Cada día creo menos en las palabras.

Creo que estoy intentando los párrafos definitivos, aquellos que me permitan quemar esta podredumbre y resetearme.

Cada día creo menos en las palabras. Aunque a veces me contradigo; ser contradictorio es otro pilar de este juego:




Final del juego: 1-0 para España, gol de Capdevila. Partidazo.

lunes, 21 de enero de 2008

Bostcards

Hablar con esa prostituta rusa;
no recordar su nombre pero sí su dignidad.

Compartir los sueños de aquella rubia eterna;
con su guitarra tras la barra de un bar.

Escuchar la poesía de los amigos
junto a cucarachas alfabetizadas.

Volver a creer en las propias ideas
e intentar transformarlas en realidades.

Caer en el pecado original una madrugada cualquiera,
arriesgando futuras sonrisas.

martes, 15 de enero de 2008

despaciiiito

.esunsinsentido. Vamos a empezar despaciiiito, así, tranquilitos. Porque tampoco es la idea asustar a naides, no quiero que os acojonéis. No sé si es tan importante lo que tengo para contarles, en algún modo es simplemente el principio de una historia, o el final de otra antigua. No lo tengo tan claro. Pero bueno, ahí vamos… Ufffff, respiro hondo, medito las palabras… Escribo algo pero enseguida lo borro porque no me convence. Ufffff… Qué jodido es esto. Junto valor, me la banco, tengo que ponerle huevos a esta situación.

Ayyyyyyy… Es que no me animo, estoy ‘timidón’, viste? “Obvio, gordiiii, sho te re-entiendo!” Bueno, sí, ya me estoy yendo al carajo, lo sé. ¿Y qué? ¿Algún problema? Vení a decírmelo a la cara si te animás. Tranqui, no te calentés. No me mires así… No sos vos, soy yo… Es que necesito pensar bien cómo decirlo… Uffffff… Bué. Ahí va: “Hola”.

Sí, eso es lo que tenía para contarles. ¿Qué pretendían? Si quieren literatura cómprense el último de Harry Potter o vayan a ver la peli del amor en los tiempos del cólera, pero a mí no me jodan, ok?

Perdón-perdón-perdón… Estoy algo agresivo, será el exceso de jamón crudo. No, no lloren, de verdad, perdón, se me parte el alma…

Bueno, para terminar (teniendo en cuenta que estoy semi-retirado de esto de la escritura) un gran poema de Roberto Juarroz (argentino chavales, MUY recomendable, tengo su poesía completa en mi mesita de luz, como las biblias en los moteles):

Pienso que en este momento
tal vez nadie en el universo piensa en mí,
que sólo yo me pienso,
y si ahora muriese,
nadie, ni yo, me pensaría.

Y aquí empieza el abismo,
como cuando me duermo.
Soy mi propio sostén y me lo quito.
Contribuyo a tapizar de ausencia todo.

Tal vez sea por esto
que pensar en un hombre
se parece a salvarlo.


Señoras y señores. Si alguna parte de su interior se ha sentido conmovida minúsculamente por estos versos, tenedlo en cuenta. Participad en este blog, no estaría mal dejarse unas líneas cada tanto, un breve o extenso comentario, un denso o leve pensamiento, una tenue o potente adjetivación. Hasta luego.

viernes, 11 de enero de 2008