Dos pasaportes: uno válido, otro no tanto. Un diccionario de sinónimos y antónimos… Una pila de facturas (pagas), recibos de sueldo, monedas sueltas y tornillos sueltos. Unas botellas de Malbec esperando su oportunidad. Esos son los únicos testigos.
Resistencia es la palabra clave. Nos pasamos la vida aceptando putadas, forradas, insultos, maltrato y dolor, sin oponer resistencia. Así están dadas las cosas; para qué combatir, si parece imposible cambiar el curso.
Somos ciudadanos de un ejército sin rumbo, acatamos órdenes y soportamos directivas. Soldaditos de plomo que sólo desertamos cuando se trata de sonreír, amar y besar. Nuestra única resistencia es la fuga hacia dentro de los cuarteles, hacia la seguridad de las tiendas de campaña, donde no pasamos ni frío ni calor y dormimos con placidez.
Intentemos una noche -cualquiera- asomarnos a la luna, encender una fogata, pasar un poco de frío y escuchar una guitarra flamenca con los ojos cerrados… Abrazarnos, besarnos y encontrar luces en la noche.