lunes, 21 de enero de 2008

Bostcards

Hablar con esa prostituta rusa;
no recordar su nombre pero sí su dignidad.

Compartir los sueños de aquella rubia eterna;
con su guitarra tras la barra de un bar.

Escuchar la poesía de los amigos
junto a cucarachas alfabetizadas.

Volver a creer en las propias ideas
e intentar transformarlas en realidades.

Caer en el pecado original una madrugada cualquiera,
arriesgando futuras sonrisas.

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