martes, 18 de noviembre de 2008

Ecos

Tengo una vida con ecos.
Reminiscencias, reflejos de otros días. Una reververencia, un reflujo de otro yo y otras ellas conviviendo entremezclados. Mi memoria no disecciona; tampoco me atrevo a disecarla. Renuncio a controlarla, rechazo ser indemnizado por un dios abandonado que se limita a vagar con sus pintas andrajosas: túnica sucia y grisácea, un tanto desflecada y esa barba de tres siglos que huele a incienso barato. Denuncio esos mundos y sus inmundos lodazales con hipócritas insectos, corruptos animales y hediondos vegetales.
Abrazo ese astillado madero que flota impasible, testigo de mis naufragios.
Escucho una sonrisa: camino hacia allí sin saber si la he imaginado; desconozco si voy rumbo a un pasado replicante, hacia un eco de mi subconsciente o si me estoy dirigiendo a Lisboa y mi presente.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho!

Anónimo dijo...

Aqui estoy, nunca me fui. A veces escribo y otras no pero hoy no puedo dejar de decirte que día a día vas creciendo en tus escritos. Muy bueno, me gustó mucho!!! Gracias por decir muchas de las cosas que todos pensamos o sentimos pero que no sabemos expresar ... por lo menos no de esa forma.
Un abrazo enorme, tu amigo siempre,

Marcelo.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.